Como
si no fueran suficientes los golpes que debe sufrir la credibilidad del proceso
de La Habana por cuenta de la reciente escalada de acciones militares por parte
de las FARC, también este debe sortear una serie de mentiras y falsedades que
se han tejido alrededor suyo por cuenta de quienes desconocen el alcance del
proceso, o que tal vez solamente quieran desinformar.
En
ese grupo se encuentra claramente el partido de oposición, otrora amañado en el
poder, Centro Democrático, el cual ha encabezado una serie de críticas
delirantes, irracionales y contradictoras en contra del proceso de La Habana
que no me detendré a mencionar en detalle, salvo la que me motiva a escribir
esta entrada: la falsa afirmación del senador Uribe sobre la
inconstitucionalidad del cese bilateral.
En
días pasados los medios nacionales y locales registraban las afirmaciones, que
como de costumbre hace sin sustento y sin debate, criticando el proceso y la
decisión de desescalar el conflicto armado. Fue allí en donde sin mayor
detenimiento afirmó que el cese bilateral es “imposible constitucionalmente”
por igualar a las Fuerzas Militares con el terrorismo, insistiendo en su
propuesta de concentrar a las FARC en sitios determinados.
Resulta
senador Uribe que es más inconstitucional condenar a los pueblos campesinos e indígenas
a seguir soportando el fuego cruzado, las acciones militares de las partes, y
los señalamientos de apoyar a uno u a otro actor del conflicto.
Basta
dar una mirada a la Constitución, que por cierto usted quiso manipular en
beneficio de su poder perpetuo, para reconocer la viabilidad jurídica de un
cese bilateral:
1. De
acuerdo con el artículo 189 numeral 3, corresponde al Presidente de la
República “Dirigir la fuerza pública y
disponer de ella como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de la República”,
claramente entendiendo que esa disposición no implica actos que atente contra
el orden jurídico, como al parecer fuesen los casos ordenados en contra de
civiles conocidos como “Falsos Positivos”.
2. El artículo 217 establece como función
primordial de las Fuerzas Militares defender la soberanía, la independencia, la
integridad del territorio nacional y el orden constitucional, luego si no existen
acciones que deban repeler de ningún modo se encontraría desconociendo su mandato
constitucional.
3. Mediante Acto Legislativo 01 de 2012 se
incorporó en la Constitución el artículo transitorio 66 en el cual se adoptan
medidas de justicia transicional “para los distintos grupos armados al margen
de la ley (…) y también para los agentes del Estado”.
4. El DIH reconoce y acepta las suspensiones de
armas, las cuales no implican modificación al estado de guerra, ni suspensión
de la aplicación del derecho internacional, sino simplemente un acuerdo
concertado que permita alcanzar determinado objetivo definido por las partes en
conflicto, como en este caso es el desescalamiento para una terminación
definitiva del conflicto.
5. Concentrar
en plenas negociaciones a las FARC, desarmados, es desde una mirada objetiva y
lógica condenarlos de entrada y aceptar el confinamiento sin haber terminado de
negociar los puntos del acuerdo, lo cual es claramente una opción que resulta
inviable como parte activa dentro del conflicto.
Resulta
pues una afirmación claramente infundada por parte del senador Uribe, incluso
desproporcionada y hasta mezquina, si recordamos los actos por los que ha sido
señalado su gobierno, y quien llega al cinismo de afirmar que el desescalamiento
es inhumano. Lo inconstitucional resulta mantener esta guerra, y esperar que
cientos de policías, militares, campesinos, indígenas, entre otros, sigan recibiendo
las balas de un conflicto que probablemente ni siquiera entiendan.
En
este momento urge lograr credibilidad en las negociaciones, y asumir posiciones
constructivas, sin renunciar a la libertad de crítica, pero con coherencia, y
que no falten a la verdad.
Asumir
posiciones mentirosas, incoherentes y delirantes, que solamente buscan minar
los intentos de terminar un conflicto, como la que actualmente asume el
uribismo y que sus banderas ondea con fuerza cada día, solamente aleja la
posibilidad de avanzar en la construcción de Estado, y nos mantiene condenados
a seguir viendo a soldados, policías y en general a los colombianos, caer
desangrados por esta guerra sin sentido.