Locombia
es un Estado que se reconoce en su Constitución como una nación pluralista e
incluyente dentro de la diversidad que la característica: diversos cultos
religiosos, diversidad en orientación sexual e identidades de género,
etnográficamente compuesta por afros, rom e indígenas, además de mestizos y
blancos, en un contexto de hegemonía católica, blanca y heterosexual.
Bajo
ese mandato constitucional de protección, Locombia ha desarrollado distintas
políticas públicas y marcos legislativos en torno a la materialización de
democracias deliberativas y espacios de interculturalidad que permitan la
inclusión social efectiva de los distintos grupos diversos antes mencionados y
reconocidos en rango constitucional.
Pero
lo importante es que las políticas y las leyes no se han quedado solo en el
papel, ni la labor de la Corte Constitucional ha sido decisiva para materializar
estas disposiciones, a pesar de un largo historial donde la exclusión y la
discriminación caracterizó al pueblo locombiano, en un contexto de conflicto,
pobreza, machismo y etnocentrismo basado en idearios absurdos en una sociedad
mestiza.
·
La
población LGTBI cuenta con las garantías plenas para el desarrollo de su
orientación sexual e identidad de género. En ese sentido, las personas trans ya
son reconocidas en el registro civil y de cedulación de acuerdo a la identidad
que profesan: Las mujeres trans (hombres que se identifican como mujeres) son
reconocidas como tal y hacen parte de las mesas de trabajo de mujeres.
Igualmente ocurre con los hombres trans (mujeres biológicas que se identifican
como hombres). Han alcanzado inclusión y acceso laboral a empleos profesionales
y ocupan cargos públicos dejando de lado la dicotomía laboral ente putas o
peluqueras. De igual forma se reglamentó el matrimonio entre parejas del mismo
sexo y parejas conformadas por algún miembro trans, permitiendo la adopción
dentro de esas uniones, acceso educativo y a seguridad social sin necesidad de
acudir a acciones de tutela o amparo judiciales.
·
La
población afro e indígena tienen territorios reconocidos como autoridades a su
interior y existe el programa nacional, regional y local de autoridades
interculturales para dirimir conflictos de jurisdicción. Adicionalmente cuentan
con programas integrales de salud intercultural en todo el territorio nacional.
Las leyes de cuotas para ocupar cargos públicos y cupos universitarios se han
reforzado con medidas de cuotas en todo órgano directivo de todo nivel, y la
etnoeducación se garantiza por un comité educativo de minorías étnicas en todo
el territorio encargado de diseñar y velar por la ejecución de la política
pública etnoeducativa. El comité se compone equitativamente de todas las
étnicas, incluida la blanca, dentro de la del territorio. Las universidades han
diseñado programas académicos dirigidos por y para los miembros de las
comunidades raizales e indígenas reconociendo la importancia de sus usos y
costumbres.
·
En
el plano religioso, después de la aplicación de una política pública denominada
“reconocer la laicidad para construir igualdad”, las diferentes fuerzas
sociales lograron que el sistema educativo se centre en valores
constitucionales y no en valores del catolicismo como única fuente axiológica.
Hoy en Locombia los festivos religiosos fueron abolidos, y las leyes que
otorgaban un espacio de discusión a los jerarcas católicos fueron remplazadas
por leyes que otorgaban espacios a todas las fuerzas religiosas, incluidas las
tradicionales y raizales.
Todo
esto se logró después de un compromiso institucional de cambio en la mentalidad
social, hegemónica y excluyente que transformó la educación superando la visión
de modelos educativos para conservar y replicar jerarquías sociales que
perpetuaban el ideario del hombre blanco, católico y heterosexual como
parámetro de éxito.
En
ese orden de ideas, desde el establecimiento se identificaron los focos de
exclusión, y en lugar de legislar con exceso de penas, es decir, de penalizar
toda conducta excluyente, se percató sobre la necesidad de un cambio social
para construir consensos en el marco de democracias deliberativas.
4
campañas se diseñaron y ejecutaron para alcanzar la materialización de la
igualdad y la discriminación positiva con el objetivo de convertir la sociedad
en incluyente:
·
Reconocer
la laicidad para construir la igualdad. Destinada a materializar el Estado de
derecho desde el marco constitucional y no religioso, enfatizando que no se
prohíbe un culto sino que se permiten todos por fuera de la esfera de lo
público.
·
Reconocer
la historia para enmendar errores. Orientada a sensibilizar sobre la deuda
histórica en materia étnica, de forma que la sociedad reconozca la necesidad de
consolidar espacios de interculturalidad y autonomía de las minorías étnicas.
·
Transversidad.
Su objetivo es promover la igualdad en la diversidad sexual y de identidades de
género. Implementada en sitios de trabajo, públicos y privados, medios de
comunicación y establecimientos educativos sobre la igualdad y dignidad humana.
Reiterando que la diferencia no es sinónimo de errado, y que la dignidad humana
es un elemento transversal sin importar la condición sexual o de género.
·
Adicionalmente,
se efectuó una campaña orientada a la inclusión política, teniendo en cuenta la
estigmatización que sufrían las corrientes de izquierda y grupos sindicalista y
defensores de derechos humanos, con el ánimo de concientizar a la sociedad de
la importancia de proteger la diferencia y las posturas disidentes dentro de
una democracia.
Las
campañas se difundieron por medios de comunicación, planes educativos y contó
con apoyo internacional.
Estas
campañas, también fueron acompañadas con legislaciones que sancionaban la
discriminación pero de forma acertada se empezó por donde se debía que era
educar EN derechos humanos propios de
sociedades democráticas.
Los
trabajos comunitarios iban acompañados de pedagogía en derechos humanos,
sensibilización y capacitación profesional. Se llevó la universidad a las
comunidades y se diseñaron talleres para insertar a la sociedad a los excluidos.
No
se necesitó de un cambio constitucional, ni tampoco de grandes leyes que
criminalizaran la conducta excluyente, bastó con que se cambiara la visión
estratégica sobre la falta de capacidad sancionatoria de las instituciones como
causa del incumplimiento del derecho a
una visión de rebeldía, atribuyendo las causas a una cuestión de percepción
social, ideológica y axiológica, entendiendo que el cambio no se da por medio
coercitivo, sino con acciones encaminadas a legitimar la inclusión modificando
las escalas valorativas.
El
resultado de este proceso, largo pero con compromiso institucional y de
organizaciones sociales, permite hablar hoy de Locombia como una sociedad
incluyente, no solo por marcos normativos, sino por una realidad que se
constata en los espacios laborales, políticos, económicos, educativos.
El
movimiento de mayor oposición a estos proyectos que era el denominado
furibismo, corriente liderada por el expresidente de Locombia Furibe, se diluyó
en el tiempo desde que el exmandatario fuera juzgado y condenado por la Corte
Penal Internacional por sus violaciones al Estatuto de Roma.