El
derecho internacional humanitario, como rama del derecho internacional, ha
intentado de manera un pocoinfructuosa regular el comportamiento de los combatientes
en el marco de conflictos armados, tanto internacionales como no
internacionales, en aras de humanizar escenarios que de entrada tienden a la
barbarie y la irracionalidad.
Precisamente
por la misma cruenta realidad que se vive en el marco de estos conflictos, se
ha favorecido desde las posturas más racionalistas las salidas negociadas para
la superación de los enfrentamientos y poner fin a tragedia de las guerras.
Lo
ocurrido en la madrugada del 15 de abril de 2015 en el departamento del Cauca,
en donde la guerrilla de las FARC atacó a las FFMM dejando un número lamentable
de heridos y bajas, es a todas luces un golpe duro para el estado actual de las
negociaciones, especialmente cuando había un desescalamiento histórico del
conflicto consecuencia del mismo cese unilateral propuesto por las FARC.
1. La
gravedad del ataque no radica en el ataque mismo, pues se tratan de objetivos
militares, y el ejército no se encontraba ni desarmado, ni herido, ni habían
solicitado cuartel. Lo grave es que las FARC, habiendo propuesto el cese de
hostilidades unilateral aprovechara el descuido táctico del ejército y
propiciara el ataque.
2.
No se trata de una masacre. Se tratan de
bajas, y dolorosas como las ocurridas en todo conflicto por tratarse de la vida
humana la que ha sido cegada, pero precisamente por tratarse de combatientes
con la guardia baja, no implica un acto propiamente en población indefensa,
aunque si cuestionable por la confianza generada en el ejército en materia del
cese unilateral.
3.
Es preocupante desde el punto de vista
político que las FARC violaran su propio cese unilateral, pues resulta un
fuerte impacto a la ya maltrecha credibilidad que el grupo tiene, un acto de error
político y que además puede dar la imagen de falta de unidad de criterio y
mando, pudiendo desincentivar el apoyo de actores internacionales.
4. Lo
peor que se puede hacer sobre las bajas militares de la madrugada del 15, y de
cualquier víctima del conflicto, es tratar de obtener réditos políticos,
especialmente desconociendo cualquier estándar en materia de conflictos
armados. Culpar al proceso es absurdo. El acuerdo final no se ha firmado, luego
lo que se incumplió fue un cese temporal
y unilateral.
La
decisión política más sensata en medio de este momento, pero que a todas luces
sigue siendo lamentable, es la de levantar la suspensión de los bombardeos, que
es mejor que haber levantado una mesa de negociación que se encuentra avanzada,
y por su mismo estado avanzado, sorprende que ocurriera esta lamentable
situación para las familias, la institucionalidad y la credibilidad del proceso
mismo.
En
verdad urge retornar al desescalamiento del conflicto, la firma del acuerdo
final y la dejación de las armas. Si en verdad no queremos más víctimas civiles
ni bajas militares, la solución no está en mantener indefinidamente el
conflicto, sino buscar su terminación pronta, luego del fracaso militar que
históricamente ha sido comprobado, por las víctimas, la sociedad civil y
nuestras Fuerzas Armadas.
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