sábado, 21 de febrero de 2015

CONMOCIÓN MEDIÁTICA Y ACCESO SELECTIVO A LA JUSTICIA

No se puede permitir que en una sociedad con tanta criminalidad, el acceso a la justicia dependa de la cantidad de periodistas que se conmueven por el caso de una víctima


El lamentable caso de la masacre de 4 niños en Florencia, Caqueta, llamó la atención de las autoridades luego de que varios medios de comunicación y a través de redes sociales, se hiciera eco de la atrocidad cometida contra la humanidad de 4 inocentes niños, al parecer por una disputa de tierras.

Una vez el eco llegó a presidencia y a otras instancias, las manifestaciones de rechazo institucional no se hicieron esperar, y las imágenes de autoridades requiriendo resultados empezaron a llenar los medios de comunicación.

El presidente Santos dio ultimátum a las autoridades, con un plazo hasta el domingo pasado, para entregar algún resultado sobre los responsables de la atrocidad cometida. Efectivamente, cual sistema efectivo y eficiente, empezaron a llegar con los capturados. Hoy, 5 imputados con medida de aseguramiento tiene la justicia como autores de la masacre mencionada.

De un lado debo afirmar que esa masacre nunca debió suceder en una sociedad que valore la vida, que sepa resolver las diferencias, que sus relaciones no se basen en la destrucción, la venganza y los prejuicios, pero lamentablemente pasó, y es claro el deterioro social que padecemos.

De otro lado, la respuesta de las autoridades, tan eficiente y efectiva, deja mucho una inquietud. No rechazo el resultado obtenido, sino la selectividad para cumplir su mandato legal y constitucional en un caso, que si es aterrador, tuvo un eco mediático.

Me refiero a esto, repito, no para rechazar la rápida acción de las autoridades en el caso mencionado, sino para cuestionar la falta de respuesta en otros casos para garantizar efectivamente el acceso a la justicia de la población afectada por el crimen y la violación de sus derechos.

Por ejemplo, en materia de violencia intrafamiliar en el año 2011 se registraron 70.134 casos según medicina legal, y 134 casos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas. De estos casos, solamente se reportaron 8 investigaciones activas con agravante de feminicidio.

En cuanto a violencia sexual, solamente el 7% de casos se cierra, y apenas la triste cifra de 2% termina con sentencia condenatoria.

En materia de delitos contra los NNA, el 2014 cerró con 940 asesinatos cometidos en contra ellos, perpetuados  principalmente en el Valle del Cauca con 299 casos. Cali, como capital del departamento con mayor número de homicidios contra menores, solamente cuenta con 16 fiscales para la unidad de vida, y 29 funcionarios de policía judicial para garantizar debida justicia, junto a los más de 1500 homicidios que se suman en promedio anual.

Las cifras de violencia intrafamiliar son igualmente escalofriantes. 10.155 niñas, niños y adolescentes han sido agredidos en sus entornos familiares. Al sumar los delitos de homicidio, violencia intrafamiliar y violencia interpersonal, puede asegurarse que durante el año 2014 se presentaron 31.049 casos de violencia hacia la niñez en todo el país, teniendo en cuenta que estos son solo hechos denunciados y que pueden ser un número mayor, contando algunos hechos más que no fueron conocidos por las autoridades por temor, desconfianza en las instituciones o por falta de presencia de estas en zonas apartadas.

Lamentablemente estos casos no han tenido apoyo mediático o eco a través de periodistas que reclamen la pronta actuación de las autoridades, y no sabemos el estado actual de las investigaciones, y lo que es peor, sin saber si efectivamente hubo una respuesta de una justicia que parece solamente atender a los llamados mediáticos, como un nefasto show en donde terminamos con una justicia de farándula o politizada.

No se puede permitir que en una sociedad con tanta criminalidad, el acceso a la justicia dependa de la cantidad de periodistas que se conmueven por el caso de una víctima y los lleve a generar eco mediático. El acceso a la justicia no puede estar sometido a instancias de agotamiento previo en los medios de comunicación como requisito para garantizar su pronta actuación.


Los medios tienen un deber de informar, y ellos escogen qué  deciden informar. Ese es su negocio. Pero la justicia no decide a quien garantizar justicia ante los hechos victimizantes que día a día ocurren en nuestro territorio contra poblaciones vulnerables, pero que no cuentan con una orden periodística de impartir pronta y debida justicia, su deber es fortalecerse y cumplir sus mandatos.

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