El mundo entero enfrenta actualmente uno de los fenómenos más
importantes de la historia de la humanidad: la eminente liberalización
Comercial. Esta, al lado de la globalización económica y la integración
regional están marcando el “nuevo orden mundial” en cuanto a comercio y economía
de las naciones y entre las naciones se trata.
Las naciones están dando el esperado paso para muchos y temido para
otros, del antiguo proteccionismo estatal a las economías locales, hacia la liberalización
comercial (libre transito de bienes y servicios entre naciones) de mano de la
globalización económica (libre movilidad de capital y trabajo) y con una
marcada integración regional (celebración de tratados comerciales entre los
diferentes Estados) para abrir las economías locales al mundo entero. Frente a
este proceso y fenómeno, entidades como la OMC , están encargadas por voluntad de las
naciones de guiar y orientar el rumbo de sus signatarios de este “nuevo orden”.
El “nuevo orden” implica que los Estados deben reformar sus
instituciones jurídicas comerciales para evitar un trastorno interno cuando la
eliminación de cuotas textiles se diera lugar el 1 de enero de 2005, lo que
significa moderación en el proceso, también es sano hacerlo gradualmente y no
de una forma radical e inmediata, como fue la voluntad de la
OMC. Sin embargo, la decisión de la OMC no es ni debe ser
suficiente, pues en aras de no menoscabar la autodeterminación de los pueblos
ni la soberanía nacional de estos, son los propios Estados los que deben guiar
su modificación interna hacia esta liberalización y es obvio que si estos no se
lo proponen se verán avocados a una desbordada y desigual competencia en el
mercado global e interno. Lo que quiero
decir es sencillo, sin la voluntad real de las naciones de dar el paso, el
avance, la OMC no podrá hacer nada y las
únicas perjudicadas serán las naciones que aun temen dejar el proteccionismo,
como ocurre actualmente con el caso de las cuotas textileras y la competencia
voraz que se avecina con China.
Ahora bien, existe otro elemento en el tema del proteccionismo que lo
analizo desde otra óptica: la flexibilización de las leyes laborales
colombianas. Pues si bien es cierto que abandonar el proteccionismo
implica eliminar esa esfera en que el
Estado tiene a sus productores como sector intocable de la economía, y que con
la liberalización económica los que se verán mas beneficiados serán los
consumidores, no es de dejarse de lado que quienes consumen son los
trabajadores y no creo concordante, menoscabar la situación laboral de los
colombianos que bien deteriorada esta, simplemente por lograr una mano de obra
mas barata para tener productos con menor costo de producción cuando no tendrán
el dinero suficiente para lograr una demanda que abarque la oferta que se
avecina con la eliminación de la ya mencionada cuota.
Creo que si es necesario realizar muchas modificaciones internas, más
no considero la necesidad de flexibilizar la legislación laboral que de hacerlo
tendríamos un paño húmedo de derechos y protección a la clase obrera. Para
lograr la competitividad que la producción nacional necesita se deben abaratar
costos de producción para eso existen otros mecanismos que la misma
liberalización comercial, globalización económica e integración regional
ofrecen, como seria la importación de maquinarias sin arancel, la importación
de materias para la producción, etc.
Es verdad, el fenómeno del “nuevo orden” es una realidad, y como tal
las naciones deben enfrentarlo, afrontarlo y acogerlo, con seriedad y
compromiso, sin temor pero con cautela. La competitividad de nuestra producción
debe aumentar y para ellos debemos reformar muchas instituciones internas,
debemos incursionar en este nuevo orden de forma decidida, sin embargo no
implica este accionar de las naciones bajo el discurso anti proteccionista, que
se deba desproteger al trabajador que en ultimas es quien consume, y los
beneficiarios de la liberalización comercial serán los consumidores. Creo que
los Estados al reinventar su legislación comercial y política de comercio
exterior debe también buscar la forma de hacerlo aprovechando lo que el nuevo
orden ofrece sin menoscabar y así hacer nula la protección de la clase
trabajadora, que Colombia de sostiene de ella.
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