martes, 12 de junio de 2012

LA ENSEÑANZA DEL DERECHO:

Rescatemos el pensamiento crítico.

Actualmente asistimos a lo que se ha llamado la postmodernidad. Una etapa que atiende a criterios de incertidumbre, al término de las certezas y de la no identidad.

El proceso de pensamiento del hombre aborda una crisis, una crisis  producida por un modelo neoliberal que, más allá de ser un modelo económico, es toda una estructura social, política y hasta cultural, impuesta para someternos a las leyes del mercado adornadas con el discursos de la calidad y la excelencia.

El modelo neoliberal, nos ha sometido al fin de la certeza y al menoscabo de las identidades. Vivimos una esquizofrenia conceptual y académica que se refleja en un modelo educativo de consumo de conocimiento donde la producción del mismo no nos compete a las latitudes del tercer mundo. Estamos ante un modelo de educación, donde el individuo se está convirtiendo en un tecnócrata y los procesos de aprendizaje en meros espacios de recepción de conocimiento para simplemente salir a reproducirlos.

Es allí donde la educación debe ser re – pensada, donde el papel de la Universidad debe ser debatido, y considerado como un espacio de la emancipación y la liberación del individuo del yugo de conceptos prefabricados, donde cuestione, construya identidad y deconstruya conceptos.

En ese sentido, es donde cobra importancia el tema de las nuevas corrientes pedagógicas, que vistas algunas como el paradigma ecológico, las pedagogías críticas y el constructivismo, se hace necesario que, desde las ciencias sociales y concretamente el Derecho, abordemos las pedagogías críticas como herramienta de enseña y modo de vida de nuestras facultades.

A partir del paradigma crítico – social, abordar la enseñanza – aprendizaje del Derecho como un proceso centrado en los procesos culturales, políticos y sociales, sustentadas en la libertad del pensamiento crítico con fines transformadores de la sociedad, sobre los pilares del pluralismo y la democracia.
En esencia, asumir la educación en movimientos transformadores, donde el rol del docente sea el liderar ese movimiento, y el estudiante, como actor protagónico, asuma las realidades y las problematice por medio de la deconstrucción conceptual.

No cabe duda que la educación debe ser asumida como un movimiento que al problematizar, se convierta en una respuesta contra un absolutismo conceptual, impuesto por un modelo neoliberal que suprime el pensamiento convirtiéndolo en un mero resultado de memoria, de aceptación conceptual y de repetición teórica, desplazando la crítica y la investigación, sobre criterios de mercado y excelencia.

Es pues un reto que abordemos la pedagogía desde una concepción crítica, y encontremos en el proceso enseñanza – aprendizaje del Derecho, los espacios necesarios para emancipar, problematizar y liberal al hombre, en donde la universidad y las clases de Derecho sean el escenario para rescatar el pensamiento como proceso transformador de cara a la sociedad.


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