"No todo Estado, es un Estado de Derecho"
Elías Díaz
En
su columna de El Tiempo, José Obdulio Gaviria cataloga al expresidente Álvaro Uribe
Vélez y su exministro Fernando Londoño Hoyos, como doctrinantes de la defensa
del Estado contra los terroristas (Lea la columna).
Entre el asco y el desconcierto por una serie de afirmaciones delirantes que
componen el texto, me quedó sonando esa afirmación y me pregunté, ¿de qué tipo
de Estado habla Obdulio?
No
tardé mucho en concluir que definitivamente no se trata de un Estado de
Derecho, ni mucho menos, al ir más allá, del rechazo a todo tipo de terrorismo.
Elías
Díaz nos enseña que, en efecto, no todo Estado es un Estado de derecho. Para
serlo debe cumplir con cuatro características o requisitos, si se quiere, de carácter
mínimo e indispensable que lo contraponen a cualquier otra forma de Estado, es
decir, uno totalitario.
La
primera de ellas es el imperio de la ley, esto es, un Estado sometido a las
leyes producto de consensos y controles judiciales y no a la voluntad
caprichosa de un hombre. Pero también, y más importante aún, es el sometimiento
a la Constitución como texto jurídico y norma de normas cuya perdurabilidad en
el tiempo no sea amenazada por caprichos ni beneficios con nombres propios de
gobernantes de turno.
La
división o separación de poderes, como segunda característica o requisito,
evita la concentración del poder en una sola cabeza o rama, de forma tal que
basado en un sistema de pesos y contrapesos, los poderes se equilibren para
evitar el totalitarismo y el desborde de facultades. Así por ejemplo, las leyes
se someten a controles constitucionales por un órgano jurisdiccional, pero de
igual forma el ejecutivo se somete a controles políticos por parte del
Congreso.
El
tercero de estos requisitos, denominado la legalidad de la administración,
concretamente somete a la administración pública al control de legalidad de sus
actuaciones, sin importar que tan “loable” sea su intención, mientras el orden
jurídico y constitucional no lo permita, la administración no tiene por
permitido ni licito realizar dichas conductas, ni siquiera intervenir teléfonos
de quienes, a su juicio, son una amenaza para la Nación.
Finalmente,
y no menos importante, tal vez por el contrario, de una relevancia notoria, se
encuentra consagración de derechos fundamentales y sus correspondientes garantías
y mecanismos de defensa legal y constitucional.
Lo
que nos dice el profesor de filosofía, es que no basta con que exista un orden
jurídico, pues difícilmente es concebible un Estado sin normas, sino que sus
normas y actuaciones estén dentro de un marco de sometimiento a procedimientos
y garantías como mínimos que lo configuren como un Estado de derecho, donde los
derechos humanos sean su razón de ser.
Vale
entonces revisar 8 años de mandato del Doctor Uribe para preguntarse si en
realidad es un defensor de un Estado de derecho. Si su modelo de Estado, ese
que dice defender contra el terrorismo, cumple con un sometimiento a la ley, de
una administración en el marco de la legalidad, respeto por la separación de
poderes y la garantía por los derechos fundamentales.
Incesantes
ataques a las Cortes, funcionarios procesados y algunos condenados por
corrupción, intervenciones ilegales, ataques verbales a los defensores de
derechos humanos, periodistas y oposición en general, son evidencias de una
ausencia total de los elementos que configuran un Estado como de derecho.
La
doctrina que profesa el uribismo es sin duda la del falseamiento o huida de la
Constitución, usando expresiones del profesor Miguel
Revenga, donde los límites al poder son desplazados o acumulados, la
Constitución se convierte en un documento formal meramente maleable y su
garantismo reducido. El Estado que se dice defender, no sería otro distinto al
que el mismo exmandatario ha bautizado como Estado de opinión.
PS. El
peligro de este Estado defendido por el uribismo, se concentra en la llamada a una Constituyente invocando el poder soberano de "mayorías". Que no se olvide que
ese constituyente como fuerza no limitada por estos requisitos mencionados, ni
en poder ni responsabilidad, es una dinamita al Estado Constitucional de
Derecho.
Excelente análisis, muy oportuno a la coyuntura que inicio el todo soberano señor del frente antiterrorista¡
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