"Creo que hasta ahora no se ha
materializado nada, y que el camino todavía es largo, pero es un camino que al
menos estamos dispuestos a recorrer y para el cual estamos dando pasos,
comenzando con el de este sábado."
Durante
el siglo XX, más concretamente la década de los 80, el mundo asiste,
especialmente en América Latina, a procesos de transformación de las instituciones
políticas en la llamada democratización, expresada principalmente en las
transiciones de regímenes autoritarios o dictatoriales (como el caso
especialmente latinoamericano), y en la finalización de los llamados conflictos
internos armados por medio de soluciones políticas negociadas (como podría ser
el caso de Sierra Leona).
En
ambos contextos se hizo necesario el reconocimiento de las víctimas, especialmente
de las más graves violaciones de derechos humanos, gracias al avance en materia
de instrumentos internacionales que garantizaran la protección de estos
derechos. En ese sentido, los denominados procesos de justicia transicional se constituyeron
como el resultado de los esfuerzos de la comunidad internacional, las víctimas
y las organizaciones no gubernamentales que apoyaron la existencia de mecanismos
de reparación y retribución en la lucha contra la impunidad por las graves
violaciones, consolidando en cabeza de los Estados 4 obligaciones irrenunciables
cuando afrontan estos procesos de transición, en cualquiera de sus formas.
Estas
obligaciones, producto del informe final del relator sobre la impunidad Louis
Joinet,
son:
1.
La satisfacción del derecho a la justicia.
2.
La satisfacción del derecho a la verdad.
3.
La satisfacción del derecho de reparación de víctimas,
4.
Adopción de medidas y garantías de no repetición.
Estas
obligaciones y principios, contenidos en instrumentos internacionales de
carácter inderogable, constituyen el marco mínimo sobre el cual los Estados en
situaciones de transición deben actuar, implicando el reto de atender a la
justicia, pero buscando una salida política que genere estabilidad para evitar
el retorno a regímenes dictatoriales o situaciones de orden público que detonen
nuevamente en conflictos armados internos y que permita la superación de
pasados atroces y violentos.
Hasta
antes del pronunciamiento conjunto del sábado 7 de junio entre el equipo
negociador del Gobierno colombiano el de
las FARC – EP, el tema de los derechos de las víctimas no había sido abordado
de cara a la sociedad civil, incluso constituye una de las críticas y
preocupaciones más notorias en el actual proceso de negociación.
Las
organizaciones de víctimas no tenían respuesta frente a su preocupación de ser
escuchadas ni de establecer canales de comunicación. Pero lo más grave aún es
que en materia de verdad, justicia y reconocimiento de responsabilidad, las FARC
– EP se encontraban lejos de manifestar voluntad real y sincera.
El
día 24 de enero de 2013, a través de rueda de prensa, alias “Iván Márquez”, desconoció
públicamente tener responsabilidad en el despojo de tierras. Semanas atrás
negaron tener secuestrados y sin respuestas sobre la suerte quienes fueron
secuestrados en el pasado y no se tiene razón de ellos en la actualidad.
Con
la entrega de los principios para la discusión del punto cinco de la agenda que
corresponde a las víctimas, ese panorama desalentador sobre las garantías de
las víctimas frente a la postura de las FARC - EP parece empezar a desvanecerse
En
los 10 puntos se integran efectivamente los principios Joinet. Hay una clara
lectura y perspectiva de derechos y especial énfasis en el tema de género (se
creará una subcomisión de género) y se establecerán canales de discusión entre
la sociedad civil, la academia y las víctimas a través de foros regionales para
llevar a la mesa temas concertados de cara a satisfacer los derechos de quienes
han padecido de frente el conflicto.
De
otro lado e igual de importante, existe un claro interés en la reconstrucción
histórica del conflicto y el reconocimiento por las partes de su
responsabilidad sin “intercambiar impunidades”, todo esto a partir de la
participación de la sociedad, y principalmente las víctimas mediante procesos
abiertos y participativos, incluso de los mismos victimarios y de todos los
actores.
Es
importante que se tengan en cuenta experiencias comparadas para evitar que los
procesos de verdad y esclarecimiento fracasen o no sean tenidos en cuenta, o
peor aún, que las víctimas sean perseguidas por su participación en ellos.
La
declaración de este sábado juega un papel importante, especialmente cuando días atrás varios
militares procesados y condenados manifestaron a la señora Piedad Córdoba su
interés en participar del proceso de reconciliación nacional y colaborar con
esclarecimiento de los hechos del conflicto.
En
mis redes sociales he manifestado que el punto más delicado, desde mi posición
personal, era el relacionado con las víctimas. Creo que hasta ahora no se ha
materializado nada, y que el camino todavía es largo, pero es un camino que al
menos estamos dispuestos a recorrer y para el cual estamos dando pasos,
comenzando con el de este sábado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario